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Devocional "Cuando la boca del adversario se calla"

devocional Oct 14, 2025

 

Durante años, Ana tuvo que soportar las burlas de Penina, quien usaba su esterilidad como arma de humillación. Las palabras hirientes de su rival parecían más fuertes que sus propias oraciones. Pero cuando Dios respondió, no fue Ana quien calló a Penina con sus palabras, fue el mismo Dios quien vindicó a su hija.

En su cántico, Ana proclama que Dios mismo es quien pesa las acciones y derriba la arrogancia. Ella entendió que no tenía que defenderse, que no necesitaba discutir ni demostrar nada: la respuesta de Dios fue suficiente para silenciar la voz de su adversario.

Esto nos enseña que la mejor respuesta a la crítica, la burla o la comparación no es discutir ni buscar venganza, sino esperar en el Señor. Cuando Dios obra a tu favor, las voces que se levantaron contra ti quedan en silencio.

Hoy, tal vez también escuchas voces que buscan disminuirte: críticas externas, palabras hirientes, incluso pensamientos internos de inseguridad. Pero la victoria de Ana nos recuerda que llegará el momento en que esas voces se callarán, no porque tú peleaste, sino porque Dios mostró su fidelidad en tu vida.

El gozo no está en demostrar nada a nadie, sino en descansar sabiendo que Dios es tu defensor y tu justicia.

 

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Plan de acción para hoy

  1. Identifica esas voces – Haz una lista de las palabras o críticas que más han intentado herirte o limitarte.

  2. Suéltalas en oración – Entrega cada una de esas frases a Dios, declarando que no tienen poder sobre ti.

  3. Declara victoria – Proclama que el Señor mismo será tu vindicador y que su obra en tu vida hablará más fuerte que cualquier palabra.

  4. Declaración – “No necesito defenderme; la fidelidad de Dios callará toda voz en mi contra.”


Razones para agradecer

  • Gracias, Señor, porque eres mi defensor frente a toda acusación.

  • Gracias, porque tu obra en mi vida habla más fuerte que cualquier crítica.

  • Gracias, porque no necesito pelear con palabras humanas; Tú peleas por mí.

  • Gracias, porque tu fidelidad siempre será mi vindicación.


Oración final

Señor, hoy entrego en tus manos cada palabra que me hirió, cada crítica que me marcó y cada voz que se levantó contra mí. Reconozco que no necesito justificarme ni defenderme, porque Tú eres mi justicia. Calla toda voz acusadora y haz que tu fidelidad sea mi testimonio. Que mi vida hable más que mis palabras y que mi respuesta sea siempre adoración.
En el nombre de Jesús, amén.