Devocional "Dios multiplica lo rendido"
Oct 23, 2025
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Ana entregó a Samuel al Señor creyendo que no volvería a tener más hijos. Para ella, la plenitud estaba en haber recibido y luego rendido su milagro. Pero Dios, en su generosidad, multiplicó lo que Ana había puesto en sus manos.
El texto dice que Dios la visitó y le dio cinco hijos más, además de Samuel. Lo que parecía una “pérdida” terminó siendo abundancia. Este es el principio del Reino: lo que se rinde nunca se pierde, se multiplica.
Ana nos enseña que cuando soltamos, Dios abre nuevas fuentes de bendición. El desprendimiento trae expansión, porque el Señor honra los corazones que saben que todo le pertenece. Ella pidió un hijo y terminó recibiendo una descendencia.
En nuestra vida, muchas veces tememos entregar porque creemos que nos quedaremos vacíos. Pero Dios no es deudor de nadie. Si rendimos lo que amamos en el altar, Él se encarga de multiplicarlo en formas que ni imaginamos.
El secreto está en confiar: no en retener lo que tanto anhelamos, sino en creer que Dios tiene más en sus manos que lo que podemos sostener en las nuestras.
Plan de acción para hoy
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Haz memoria de un desprendimiento – Escribe una vez en la que entregaste algo y Dios te sorprendió con más de lo que esperabas.
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Identifica un área a rendir hoy – Puede ser un sueño, un plan, un hijo, un proyecto. Escríbelo y ponlo en oración.
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Haz un acto profético – Con tus manos abiertas di: “Señor, lo que te entrego hoy, sé que lo multiplicarás en tu tiempo y forma.”
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Declaración – “Lo que pongo en las manos de Dios nunca se pierde, siempre se multiplica.”
Razones para agradecer
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Gracias, Señor, porque eres generoso y multiplicas lo que rindo.
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Gracias, porque me muestras que nunca pierdo cuando te entrego algo.
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Gracias, porque en tus manos lo pequeño se convierte en abundancia.
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Gracias, porque siempre me sorprendes con más de lo que espero.
Oración final
Señor amado, gracias porque me enseñas, como a Ana, que lo que pongo en tus manos nunca se pierde. Hoy decido confiar en tu fidelidad y rendirte lo que amo, sabiendo que Tú multiplicarás con propósito. Que mi vida sea un altar de entrega constante, porque en tu presencia está la plenitud y en tus manos la multiplicación.
En el nombre de Jesús, amén.