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Devocional "El altar antes que la cuna"

devocional Oct 16, 2025

 

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Lo natural sería que Ana, después de tantos años de espera, disfrutara a Samuel solo para ella. Había sufrido burlas, lágrimas y noches de clamor. Finalmente, Dios le había respondido. Pero Ana no puso a Samuel primero en la cuna, sino en el altar.

Esto revela una verdad profunda: la verdadera plenitud no está en abrazar lo que tanto deseaste, sino en rendirlo en la presencia de Dios. Ana sabía que si Samuel se quedaba solo en su regazo, sería limitado; pero en el altar, su vida tendría propósito eterno.

El altar representa rendición, consagración y confianza. La cuna representa comodidad, instinto natural y deseo humano. Ambas son importantes, pero Ana nos enseña que primero está el altar. Antes de disfrutar a Samuel como madre, lo disfrutó como ofrenda a Jehová.

En nuestra vida, muchas veces recibimos bendiciones: un hijo, un proyecto, un ministerio, un logro. La tentación es aferrarnos a ellos como posesiones nuestras. Sin embargo, Ana nos recuerda que lo primero es devolverlo a Dios, porque lo que se rinde en el altar se multiplica en fruto y legado.

El altar antes que la cuna significa vivir con un corazón que dice: “Señor, gracias por lo que me diste, pero sigue siendo tuyo.” Ese es el verdadero secreto de la plenitud.


Plan de acción para hoy

  1. Haz memoria – Piensa en una bendición que Dios ya te concedió (hijo, trabajo, ministerio, proyecto).

  2. Escríbelo en oración – Entrégalo de nuevo a Dios por escrito en tu diario, reconociendo que le pertenece a Él.

  3. Haz un acto simbólico – Pon tus manos abiertas hacia arriba y di en voz alta: “Lo que Tú me diste, sigue siendo tuyo, Señor.”

  4. Declaración – “Primero el altar, después la cuna. Lo que tengo se lo debo a Dios y en sus manos es más grande.”


Razones para agradecer

  • Gracias, Señor, porque me das bendiciones que me recuerdan tu fidelidad.

  • Gracias, porque lo que pongo en el altar nunca se pierde.

  • Gracias, porque me enseñas a disfrutar mis dones sin olvidar que son tuyos.

  • Gracias, porque tu propósito es mayor que mis deseos.


Oración final

Señor amado, hoy quiero aprender de Ana y colocar primero el altar antes que la cuna. Reconozco que todo lo que tengo es un regalo tuyo y que me lo diste para glorificarte. Te entrego mis hijos, mis proyectos, mi ministerio y mis sueños. Que en tus manos se conviertan en legado eterno y en bendición para muchos. Enséñame a vivir con manos abiertas, porque todo lo tuyo es pleno y perfecto.
En el nombre de Jesús, amén.