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Devocional "El Dios que cambia las temporadas"

devocional Oct 13, 2025

 

Ana entendió en carne propia que la vida está llena de temporadas. Hubo una etapa de esterilidad y burla, y luego llegó la etapa de fecundidad y victoria. Lo que parecía permanente, en realidad era temporal. Su cántico en 1 Samuel 2 proclama que Dios es soberano sobre los cambios de la vida: Él abate y levanta, empobrece y enriquece, cierra y abre vientres.

Este principio es clave para vivir en plenitud: nada es eterno fuera de Dios. El dolor no dura para siempre, la escasez no es permanente, las burlas no son finales. Así como Ana pasó de amargura a canto, tú también pasarás a una nueva temporada.

Lo hermoso es que las temporadas no cambian por esfuerzo humano, sino por intervención divina. Ana no podía abrir su vientre; fue Dios quien lo hizo. Y esa verdad nos enseña a depender del Señor y a confiar en su tiempo perfecto.

Quizás hoy te encuentras en un “invierno” emocional o espiritual, donde parece que nada florece. Pero recuerda: el Dios de Ana es el mismo Dios que cambia temporadas. Tu presente no determina tu futuro; la fidelidad de Dios sí.

La plenitud no consiste en que todas las estaciones sean fáciles, sino en confiar que en cada una Dios tiene un propósito y que ninguna es eterna.

 

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Plan de acción para hoy

  1. Identifica tu temporada – Pregúntate: ¿en qué etapa estoy ahora? ¿espera, lucha, plenitud, rendición? Escríbelo en tu diario.

  2. Declara cambio – Escoge un área donde sientas “invierno” y proclama por fe que Dios traerá primavera.

  3. Conéctalo con propósito – Ora para que incluso en la temporada difícil puedas reconocer lo que Dios está formando en ti.

  4. Declaración – “El Dios que cambió la temporada de Ana cambiará también la mía.”


Razones para agradecer

  • Gracias, Señor, porque ninguna temporada es eterna fuera de Ti.

  • Gracias, porque en el dolor me formas y en la victoria me confirmas.

  • Gracias, porque aunque no entiendo tus tiempos, confío en tu soberanía.

  • Gracias, porque siempre hay una nueva estación preparada para mí.


Oración final

Padre amado, gracias porque Tú eres el Dios que cambia mis temporadas. Hoy decido confiar en tu soberanía sobre cada etapa de mi vida. Aunque no siempre entiendo el porqué, sé que todo tiene un propósito bajo el cielo. Así como transformaste el lamento de Ana en cántico, transforma también mi temporada en plenitud y propósito.
En el nombre de Jesús, amén.