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Devocional "El milagro de Samuel"

devocional Oct 09, 2025

 

Después de años de lágrimas, burlas y oraciones, Ana experimentó el milagro: Dios le concedió un hijo. Ella lo llamó Samuel, que significa “pedido a Dios”. Su nombre era un recordatorio constante de que el milagro no provenía de la fuerza de Ana ni de la casualidad, sino del favor divino.

El nacimiento de Samuel no fue simplemente el cumplimiento de un deseo personal. Fue el inicio de una nueva etapa en la historia de Israel. Samuel se convirtió en profeta, juez y líder espiritual, marcando un antes y un después en la nación. Lo que comenzó con una mujer estéril llorando en el templo terminó impactando a generaciones.

Este devocional nos recuerda que los milagros de Dios siempre tienen un propósito más grande que satisfacer nuestras necesidades inmediatas. Cuando Dios concede lo imposible, lo hace para mostrar Su gloria y abrir camino a Su plan eterno.

Quizás hoy esperas tu propio “Samuel”: ese sueño, respuesta, proyecto o promesa que anhelas ver cumplida. El proceso puede ser largo y doloroso, pero el milagro llegará en el tiempo de Dios. Y cuando llegue, será evidente que no fue obra tuya, sino gracia divina.

El milagro no es solo para ti, es para el propósito de Dios.

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Plan de acción para hoy

  1. Recuerda tu Samuel – Piensa en un milagro que Dios ya haya hecho en tu vida y escríbelo como testimonio en tu diario.

  2. Nombrar el milagro – Escribe el nombre o la característica del milagro que estás esperando, y declara en fe que vendrá de Dios.

  3. Conéctalo con propósito – Ora pidiendo a Dios que cuando llegue tu respuesta, puedas usarla para glorificarlo y bendecir a otros.

  4. Declaración – “Mis milagros no son casualidad; son evidencia del poder y el amor de Dios en mi vida.”


Razones para agradecer

  • Gracias, Señor, porque ya he visto milagros tuyos en mi vida.

  • Gracias, porque lo que anhelo llegará en tu tiempo perfecto.

  • Gracias, porque mis respuestas no serán solo bendición para mí, sino para muchos.

  • Gracias, porque mis imposibles son oportunidades para que Tú muestres tu gloria.


Oración final

Padre amado, gracias porque eres el Dios de los milagros. Hoy recuerdo que mi historia no está definida por la esterilidad ni por la burla, sino por tu fidelidad. Así como Ana recibió a Samuel, yo espero con fe el cumplimiento de tus promesas en mi vida. Enséñame a ver cada respuesta como una oportunidad de glorificarte. Que mis “Samueles” sean testimonio vivo de tu poder y de tu amor, para mí y para las generaciones que vendrán.
En el nombre de Jesús, amén.